domingo, 10 de junio de 2012

Las hormonas del bienestar

Las endorfinas son neurotransmisores que aumentan en los momentos placenteros de nuestra vida: la alegría, la emoción... y disminuye en los momentos tristes: una caída al suelo, una enfermedad o una discusión de pareja. Son proteínas opiáceas con propiedades analgésicas y reguladoras del placer que se encuentran, de manera natural, en el cerebro. Son el vehículo material del placer, la euforia, la felicidad y el alivio del dolor, tanto es así que, coloquialmente, se las denominan "hormonas del placer" o de la "felicidad".

Muchas personas han aprendido a disfrutar de sí mismas y de la recompensa que les proporciona su propio cuerpo cuando realizan alguna actividad que les beneficia: ejercicio físico, sexo, risa, escuchar una melodía que guste , masajes o ciertas comidas que se traducen en chorros de endorfinas circulando por su sangre. En cambio, el estrés, numerosas enfermedades como el cáncer o patologías crónicas (artrosis, migraña...) o la falta de autoestima y de confianza en nosotros mismos se acompaña de bajos niveles de endorfinas.
Existen cuantiosos estudios que prueban la relación entre un elevado nivel de satisfacción vital, mayor producción de endorfinas y mejor sistema inmunológico. Aquellas personas que presentan bajos niveles de endorfinas son notablemente menos felices y , en consecuencia, enferman con mucha mayor frecuencia.

Muchos creen que la alimentación sólo es importante para el crecimiento y la reproducción de la vida, pero olvidan su capital influencia sobre nuestro estado de ánimo: sobre la ansiedad, la depresión o, por supuesto, el bienestar. La relación entre alimentos y química cerebral es la dirección hacia la que muchos investigadores dirigen sus trabajos para descubrir las causas de la depresión y la obesidad.
Hay sustancias en el cerebro que debemos conocer para poder entender los cambios en nuestro estado de ánimo. Entre ellas, tenemos al grupo de los neurotransmisores, como, por ejemplo, las catecolaminas, que, a su vez, son las responsables del estado de alerta y tensión que padecemos bajo ciertas condiciones ambientales. Así, una abundantes ingesta de alimentos que sean ricos en proteínas (carne, pescado, huevo, queso) y pocos hidratos de carbono hace que el cerebro segregue más esta sustancia catecolamínica, lo que facilitaría un estado nervioso más alterado. En cambio, con alimentos que tengan más hidratos de carbono (cereales, frutas) y pocas proteínas se estimula la secrección de otra sustancia química llamada serotonina, responsable del estado de saciedad y de bienestar.

Alimentos y sensaciones

Si consideramos los alimentos como la base química indispensable para nuestra vida, es fácil comprender que ciertas cantidades de sal, cafeína, alcohol, xantinas, carnes rojas y grasas saturadas aumentan el estrés. Por el contrario, vegetales, frutas y cereales son sustancias claramente antiestrés. Sin embargo, el entorno donde se utiliza la sustancia va a mediar sobre sus efectos.
Curiosamente, ciertas religiones orientales, especialmente en la India, preconizan la alimentación basada en vegetales y pobre en proteínas de origen animal asociándolo a una conducta espiritual plena y baja de agresividad. Algunos estudios realizados en Estados Unidos relacionan un elevado índice de agresividad en sus habitantes con los altos índices de ingesta proteica animal que alcanza esa población en particular.
Otro alimento generador de endorfinas es el picante (chile, pimienta negra, blanca o cayena, jalapeños,...). El gusto por las salsas picantes no sólo se debe a su sabor, sino a un componente fundamental de estos alimentos llamado capsicina (sustancia que otorga al chile su poder irritante). Esta sustancia estimula las terminaciones nerviosas de la boca y hace experimentar una sensación cerebral de endorfinas con su consiguiente euforia temporal.
El chocolate (¡mientras más porcentaje de cacao mejor!) es otro alimento generador de endorfinas. La teobromina, la cafeína y la feniletilamina contenidas en el chocolate podrían ser la causa de sus supuestas propiedades adictivas. La feniletilamina, además, pertenece al grupo de las endorfinas y el organismo la produce de forma natural cuando experimentamos la sensación de enamoramiento, al llegar a la sangre, eleva el estado de ánimo, creando una energía positiva y sensaciones que van desde la felicidad a la euforia.

Alimentos para dormir bien

Una dieta rica en triptófano, un aminoácido que actúa como precursor de la melatonina (hormona que favorece la relajación ,el sueño y actúa como un antidepresivo) , y pobre en excitantes, es la mejor garantía de un sueño reparador.
Para que tenga una acción positiva sobre el sueño hay que consumir de 1 a 5 mg de triptófano al día. Este aminoácido se encuentra en abundancia en los cereales integrales, atún, plátanos, dátiles, higos secos y nueces.
Hay que evitar tomar excitantes como té, café, bebidas con cola o alcohólicas, carnes rojas y quesos muy curados, todos estos alimentos son ricos en tiramina, una sustancia que favorece la producción de norepinefrina, estimulante cerebral que provoca excitación.

Conclusión

Caminar y realizar ejercicio físico regularmente, practicar yoga o pilates, reirse mucho y tener buen humor, seguir una dieta rica en nutrientes y precursores de hormonas (tal y como describí antes), escuchar nuestra música favorita, dormir lo suficiente, recibir masajes, destruir nuestras tendencias pesimistas y pensar de forma positiva son algunas vías para aumentar la producción de endorfinas, nuestras hormonas de la felicidad y bienestar. Tal vez también sea necesario mirar con el corazón para ver la verdadera belleza de la vida y así producir las endorfinas necesarias para una buena salud.




Los deportistas soportan mejor el dolor

Los atletas toleran mejor el dolor, según se desprende de una nueva investigación realizada por científicos alemanes de la Universidad de Heidelberg. Los autores revisaron 15 estudios previos que comparaban la percepción del dolor entre atletas y no atletas, así como las diferencias en el umbral de dolor, es decir, el momento a partir del cual un estímulo (calor, presión, etc.) empieza a ser percibido como doloroso. Los resultados revelan que, aunque el umbral del dolor es prácticamente idéntico independientemente del deporte que cada individuo practica, la tolerancia al dolor es muy superior en los atletas. Concretamente, los deportistas que mejor soportan el sufrimiento físico son los futbolistas y los esquiadores.

El estudio, que se publica en la revista Pain, no aclara por qué existen estas diferencias, aunque los autores sospechan que se debe a la liberación de endorfinas, sustancias naturales similares a los opioides que nos hacen "sentir bien". En los corredores, estas sustancias son responsables de lo que se conoce como el "subidón del corredor".